25 de marzo de 2014

Canto del fin del fin de semana.

Canto del fin del fin de semana.


Fin de semana.
Sábado y domingo.
Breve, muy breve.

Se hace corto.
Descanso incompleto.
Compras, tareas.

Me falta tiempo.
¿Proyectos personales?
Nulo avance.

Orden, aseo.
Lavado y limpieza.
Ineludibles.

¿Descansar, cuándo?
Tal vez otra semana.
Hoy no, a limpiar.

Corto de sueño.
No hubo siesta ayer.
Tampoco hay hoy.

Quiero "San Lunes".
Descansar un día más.
Dormir dos siestas.

Lavando platos.
Barriendo la suciedad.
Se va, fomingo.

Terminando ya.
Es noche de domingo.
¿Lunes feriado?

Ya vienes, lunes.
A trabajar tocarán.
No hay festivo.

Sucia alarma.
Te enciendo otra vez.
Cómo te odio.

Me voy a dormir.
Adiós, fin de semana.
Ya vendrá otro.

16 de marzo de 2014

¿Es apropiado que los smartphones fagociten a todos los artículos electrónicos?

Recientemente me tocó reemplazar el radio reloj despertador de mi casa. Fácil, ¿no? A la hora de almuerzo fui a la multitienda más cercana... y no tenían. En la segunda me dijeron directamente que fuera a Casa Royal. En la tercera tuve suerte de que el vendedor entendiera lo que quería.

No me quedó más remedio que ir a Casa Royal; ahí tenían varias unidades de exactamente un modelo de radio reloj, que afortunadamente tenía todas las características que necesitaba. Compré uno y volví satisfecho a mi puesto de trabajo, aunque quedé preocupado: mal que mal, Casa Royal es la tienda a la que uno va para comprar artículos electrónicos especializados, y el que sólo ahí se sigan vendiendo radio relojes despertadores es una mala señal para la supervivencia de este importante aparato.

¿Qué produjo esta situación? Simple: la invasión de los smartphones.

Gracias a ser, en realidad, un tipo de computadores de mano, los smartphones han ido absorbiendo un montón de distintas funcionalidades: además de ser teléfonos que incorporan agenda y libreta de contacto y funcionan como medios de almacenamiento, también toman fotografías, filman, son plataformas de juegos, hacen las veces de mapas interactivos (con GPS y todo) y siguen agregando, con el paso de los años, muchas funcionalidades más.

El problema es que la cada vez mayor presencia de los smartphones ha dañado a los demás artículos electrónicos: los computadores de mano ya son sólo un recuerdo; los pendrives están en peligro; las cámaras fotográficas más básicas ya no se fabrican (sí las point&shoot un poco más sofisticadas... por ahora); y ni hablar de las famosas o infames "fart machines". En algunos casos, este fenómeno es justificado... en otros no.

Los smartphones no son realmente buenos en todas estas funcionalidades extendidas: hacen lo básico, aunque sin la misma eficiencia o capacidad que los aparatos dedicados que imitan: se han convertido en el equivalente electrónico de una navaja suiza, con la diferencia de que para esta última, el dueño está consciente de que es una herramienta básica, a usarse a falta de la normal; nadie en su sano juicio, por ejemplo, cortaría una tabla de madera con su navaja suiza teniendo a mano una sierra de verdad...

... y sin embargo, los usuarios de smartphones generalmente olvidan o ignoran abiertamente esta deficiencia. Un ejemplo clarísimo está en las fotografías digitales obtenidas con estos aparatos: son innegablemente inferiores a las que una cámara point&shoot de similar nivel puede obtener (y esto sin contar que ese «similar nivel» implica una cámara unos tres o cuatro años más antigua que el smartphone de turno), y sin embargo hay mucha gente que cree que son un reemplazo perfecto.

El humilde radio reloj despertador, otra inesperada víctima del smartphone, está sometida al mismo vejamen. Esta máquina especializada, que combina reloj, alarma(s) programable(s) y radio AM/FM está siendo reemplazada por una máquina genérica (el smartphone), que tiene o puede tener las mismas funcionalidades programadas... pero que por sus características fundamentales es necesariamente menos eficiente de operar: todo se debe hacer pasando el dedo por una pantalla plana, mientras que el radio reloj tiene palancas y botones, que pueden ser utilizados de mejor manera sin mirarlos... y estando el usuario aún medio dormido, pensando sólo en cinco minutos más... ¿es capaz el smartphone de tener un botón grande y grueso y de operación inequívoca para replicar la tan querida función snooze? Una pantalla plana simplemente no puede competir contra eso.

Y sin embargo... los radio relojes despertadores están condenados a desaparecer. Es una lástima. ¿Qué otro aparato electrónico seguirá sus pasos?


A todo esto, cuesta creer que hace apenas diez años (2004) no estuviese claro qué ocurriría con la convergencia entre los «computadores de mano» propiamente tales y los «teléfonos inteligentes» ¿Absorberían los primeros a los segundos, u ocurriría lo contrario? (para el que no se haya dado cuenta, fue esto último)

4 de marzo de 2014

Propina obligatoria pero voluntaria: la ley 20.729 es la expresión más pura de la estupidez legislativa.

Hoy 4 de marzo de 2014 se ha publicado la ley 20.729, que «establece obligaciones relativas a la propina en restaurantes, bares, pubs, clubes, discotecas y similares». Esta ley es relativamente simple: añade un artículo nuevo al Código del Trabajo, que dice:

Artículo 64.- En los establecimientos que atiendan público a través de garzones, como restaurantes, pubs, bares, cafeterías, discotecas, fondas y similares, el empleador deberá sugerir, en cada cuenta de consumo, el monto correspondiente a una propina de a lo menos el 10% del mismo, la que deberá pagarse por el cliente, salvo que éste manifieste su voluntad en contrario.

Esta ley es prueba definitiva de que tenemos legisladores que no son simplemente inútiles, sino que derechamente dañinos.

Recordemos, antes de continuar esta diatriba, que quien escribe no es abogado. Recordemos también las sabias palabras de Maximilian Vandervere: no necesitas poner un huevo para poder oler uno podrido.

En Chile existe la ubicua costumbre de dar un 10% de propina a los camareros y demás personal que atienda al público en los restaurantes, bares, etcétera. Ésta expresa la gratitud del cliente por una buena atención; de hecho, ese 10% es un porcentaje base — si la atención es excepcional, la costumbre dicta dejar más... y si es mala, dejar menos, e incluso no dejar un solo peso si uno ha sido muy mal atendido.

Inicialmente, la propina fue voluntaria, pero durante bastantes años la ley la hizo obligatoria... situación que afortunadamente dejó de ser el caso hace varias décadas. En estos últimos años y hasta ayer, la propina era estrictamente voluntaria (como nunca debió dejar de ser). Ahora, en cambio, la ley dice otra cosa... pero en realidad no.

Por costumbre (algunos piensan que mal hábito), muchos restaurantes incluyen un mensaje de "propina sugerida" en la boleta. La nueva ley hace esto obligatorio. El pago de la propina, en cambio... no lo es. Primero la ley dice (con una redacción deficiente, aunque inteligible) que el cliente debe pagar la propina, pero inmediatamente después dice que a menos que no quiera hacerlo.

Si el cliente quiere pagar, debe pagar. Si no quiere pagar, no debe pagar.

¿En qué cambia esto la costumbre? La propina sigue siendo voluntaria.


El Código Civil nos dice que la ley es una declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita por la Constitución, manda, prohibe o permite.

Obviando la disposición de indicar la propina sugerida en la boleta (norma que existe sólo en función de la siguiente, el pago de la propina), esta ley no manda, no prohibe ni permite nada. ¿Qué sentido tiene una ley que no hace ninguna de estas tres cosas?


Esta ley, en rigor (y, de nuevo, obviando la línea adicional en las boletas), no cambia nada, pero sí da pie a situaciones confusas que se pueden prestar para abusos:


  • La propina "sugerida" es de al menos 10%. ¿Qué pasa si un restaurante decide sugerir una propina exageradamente alta?
  • El cliente debe "manifestar su voluntad en contrario". ¿Se debe entender implícitamente por el solo acto de dejar una cantidad de dinero menor a la sugerida? ¿Podría un camarero fresco amenazar con llamar a Carabineros de Chile para que arresten al cliente, por "infringir sus derechos laborales"?
  • Curiosamente, este problema se puede invertir: si el cliente deja, digamos, el 15% de propina sin decir nada, ¿puede el empleador asignar sólo el 10% previamente sugerido al camarero y guardarse el 5% restante?


Es una pena que la total carencia de sentido común no sea un motivo valedero para anular una ley.


Más de alguien dirá ahora algo como «¿Y qué importa si la ley está o no?». Bueno, recordaré otra sabia frase, esta vez de Montesquieu: las leyes inútiles debilitan a las necesarias.

La ley 20.729 es perfectamente inútil, pues no conduce (en el mejor de los casos) a nada y no tiene efecto alguno (salvo encarecer marginalmente las operaciones de los restaurantes, bares, etcétera).

Nuestros legisladores, al aprobar ese proyecto de ley (y el ejecutivo, al abstenerse de vetarlo), han debilitado a la Ley.


Por todo lo anterior, propongo que la ley 20.729 sea declarada como la unidad patrón de la estupidez legislativa. Cuando veamos un proyecto de ley estúpido, podremos compararlo con éste y determinar cuántas unidades de estupidez contiene.


He dicho.

1 de marzo de 2014

Canto del país de poetas.

Canto del país de poetas.


Qué gran mentira.
¿Un país de poetas?
No, no es Chile.

Dos Nobel, dicen.
Simple anomalía.
No son tendencia.

Dos golondrinas.
Nunca hacen verano.
Aun las premiadas.

Mistral, Neruda:
Son los reconocidos.
¿Los demás? Nada.

¿Acaso hay tantos?
Pocos, en realidad.
Nunca hay muchos.

¿Es que hay otros?
Ninguno destacado.
¿Populares? No.

"Pero", me dicen,
"El pueblo sí recita."
No realmente.

Puto Neruda.
¡Tu maldita parodia!
Eso repiten.

No es recitar.
Estilo irónico.
Neruda hipster.

Maldito seas.
Tu idea de humor...
Cagó al país.

... no realmente.
La cosa venía mal,
Desde antaño.

¿Hay quien se sepa
poesías completas?
Muy poca gente.

¿Joven leyendo?
¿Aprendiendo poemas?
No, no ocurre.

¿Algún poeta?
¿En un medio masivo?
¿Componiendo? No.

Enfrentémoslo.
¿País de poetas? No.
Nunca lo fuimos.

Ya nadie lee.
Menos escribe algo.
Tele y twitter.

Ya ni recuerdo.
¿Poema favorito?
¿Tuve alguno?

"Te contradices."
Eso me dicen ahora.
No, no es así.

"Escribes haikus,
Negando poesía,
En esta tierra."

Así no más es.
Es lo que yo soy también:
Un anómalo.

Hipsters, jódeos.
Mis haikus irónicos
Os superan. ¡Sí!

¡Mis opúsculos!
Debo escribir otro.
Llaman las musas.

Microrrelatos.
Eso sí es lo mío.
Prosa precisa.

La ciencia ficción.
Género favorito.
¿Versos? No sirven.

Es suficiente.
Ahora, no más haikus.
Hora de prosa.

¿Qué? ¿Qué me dices?
¿A nadie le importa?
Es tu opinión.

¡Hora de quiubos!
Solamente escribo
para mí mismo.

Es por mi placer.
Exorcismo con lápiz.
¡Salid, ideas!

Perdí el foco.
¿Contra qué reclamaba?
¡Ah! Poesía.

No hay interés.
Los poemas, perdidos.
Imagen falsa.

Es suficiente.
Pensaré en algo más.
Grabar y salir.

Qué buen editor.
Es cómodo, eficien...
¡¡¡CÁLLATE, MIGUEL!!!

28 de febrero de 2014

Canto del teclado para verdaderos hombres.

Canto del teclado para verdaderos hombres.


Modelo M.
Verdadero teclado.
Qué maravilla.

En él tipeo.
Lo hago con frecuencia.
Día tras día.

Es resistente.
Pesado y ruidoso.
Grande, potente.

Su gran secreto.
Todos esos resortes,
Independientes.

Hay quien lo odia.
Que se joda y calle.
Es adorable.

Aguanta todo.
Es a prueba de agua.
Durará mucho.

Duros resortes
Evitan el cansancio.
¡Contraintuitivo!

Muy duraderos.
Sobreviven al dueño.
¡Qué gran herencia!

Siempre dispuesto.
Mi teclado en ristre.
¡Da gusto usar!

Qué inútiles.
Los teclados baratos.
¡Éste es mejor!

¡Ya! No más haikus.
Me conminan a parar.
Jugaré Minecraft.

27 de febrero de 2014

Canto de los metahaikus.

Canto de los metahaikus.


Mediante haikus,
Destierro frustraciones
De mala musa.

Poemas breves.
Requieren gran esfuerzo
Componerlos bien.

Pocas sílabas.
Cinco, siete y cinco.
Opcional rimar.

Palabras cortas.
Las frases, incompletas.
Describen algo.

¿Son metahaikus?
¿Los que ahora hago?
Sí, ciertamente.

Hay redundancia
En el haiku anterior.
Inusual lujo.

Esfuerzo mental.
Y es buena terapia.
Esto me gusta.

Prosa y verso.
Opúsculos y haikus.
¿Seré escritor?

Ficción, aún no.
Ventear frustraciones,
todo por ahora.

Me preocupo.
La ley de Sturgeon.
¿Se me aplica?

Para feriados,
Ciento diez mil palabras.
Aquí, poquitas.

No hay relleno.
Cada haiku es breve.
Hay que recortar.

Tijeretear.
Mas conservar sentido.
Dura tarea.

Palabras largas.
Casi nunca se usan.
Rara vez caben.

Enamorado.
Qué hermoso idioma.
¡Hurra, español!

Las sinalefas.
¿Defectos en mis haikus?
¡A investigar!

No es tan fácil.
No cualquiera compone.
(lo quiero creer)

Es inaudito.
Me han felicitado.
Mis haikus salvan.

26 de febrero de 2014

Canto del calor de verano.

Canto del calor de verano.


Día y noche.
Altas temperaturas.
Maldito calor.

Calor y sudor.
Qué horrible verano.
No puedo dormir.

Catorce horas.
Estos días son largos.
Las noches, cortas.

Quiero largarme.
¡A Villa Las Estrellas!
Nieve por doquier.

Treintaitrés grados.
Calor insoportable.
Quiero helado.

No hay helado.
Ya me lo comí todo.
Iré a por más.

Es demasiado.
Calle como infierno.
No puedo salir.

Comeré hielo.
El congelador tiene.
Algo es algo.

Refrigerador.
Me metería ahí.
Pero no quepo.

¡Oh, invierno!
Yo te extraño tanto.
Quiero que vuelvas.

Busco el frío.
Difícil de encontrar,
En estos días.

Verano largo.
No termina en marzo.
¿Cuándo te irás?

Ninguna lluvia.
Nada nuevo en eso.
Y las nubes, ¿qué?

Nube aislada.
Pasea por el cielo.
No hace mella.

Quiero que llueva.
Medidas extremas, ¡ya!
Lavo el auto.

No pasa nada.
Forcé la ley de Murphy.
He fracasado.

Busco piscina.
Una fría, techada.
¿Dónde hay una?

Sigue el calor.
Aguanto con paciencia.
¡Un ventilador!

25 de febrero de 2014

Canto del haiku palindrómico: el éxito.

Canto del haiku palindrómico: el éxito.


Clamo éxito.
Desafío logrado.
Mas asistido.

Un diccionario.
Programa ayudante.
Logré terminar.

Hay dos versiones.
Tienen poco sentido.
Pero servirán.

Liga la sarta.
Ateas, dad saeta.
¡Atrás! Al ágil.

Atrásala, gil.
¡Ateas! Dad saeta.
Liga la sarta.

Es mi victoria.
Logré lo imposible.
Me satisface.

Duarte propone.
Sonita carbonea.
¿Miguel? Él cumple.

Qué gran logro es.
¿Qué obtendré con esto?
¿Seducir hembras?

Y bien, es tarde.
Mejor me acuesto ya.
Mañana curro.

24 de febrero de 2014

Canto del haiku palindrómico: el fracaso.

Viendo los haikus que escribía y publicaba en Twitter, un amigo me desafió a escribir un haiku palindrómico, lo que fue seguido de un verdadero acto de carboneo. No pude sino intentarlo... y fracasé en mi primer intento. Éste fue el resultado de mi quebradero de cabeza.

Canto del haiku palindrómico: el fracaso.


¡Qué desafío!
Haiku palindrómico.
¿Podré hacerlo?

Buscaré frases.
Anita lava la ti...
Ésta no sirve.

Requiero otra.
Anita lava la ti...
¡Puf! No de nuevo.

Estoy pegado.
Anita lava la ti...
¡Piensa en otra!

Maldita frase.
Anita lava la ti...
¡Exorcízala!

Anilina. ¡No!
Falta una sílaba.
Otra palabra...

Raja al ajar.
¡Vaya! Ya tengo algo.
Más falta mucho.

Frase errada.
No es palindrómica.
A fojas cero.

¿Me ayudará
Ese libro de Duarte?
Lo releeré.

«Sara y aras.»
No, tampoco me sirve.
¡Ayuda, porfis!

Copio vilmente.
Adán no calla con na...
Ocho sílabas.

Encontré una.
Amar a la rama.
Y el resto, ¿qué?

¿Cón qué completo
«Satán sala las natas.»
A ambos lados?

Amor a Roma,
Ávida de dádiva.
Amor a Roma.

No, me molesta.
Borraré ese haiku.
Es inválido.

Las frases cortas
deberían diferir.
Si no, es trampa.

No tiene caso.
No llego a buen puerto.
Debo rendirme.

Perdón, Sonita.
Perdí el desafío.
No me la puedo.

¿Será posible?
¿Hacerlo en español?
¿En otra lengua?

Yo no puedo más.
¡Duarte, te toca a ti!
A ver qué haces...

30 de enero de 2014

Haikus terapéuticos.

Hay una famosa frase que dice que escribir es fácil: basta con sentarse frente a una máquina de escribir y empezar a sangrar (“There is nothing to writing. All you do is sit down at a typewriter and bleed.”). Este refrán suele ser atribuido a Ernest Hemingway, pero en realidad tiene una historia bastante compleja.

Últimamente he estado escribiendo cuentos cortos de ficción, en distintos subreddits (y generalmente con cierta cantidad máxima de palabras preestablecida), para ir plasmando algunas de las ideas que han estado dando vueltas dentro de mi cabeza durante semanas, meses o incluso años. Sin embargo, faltaba algo importante: ventear algunas de mis frustraciones y otros problemas que me aquejan. Uno, en particular, bastante serio, creció y creció, y tuve que sentarme a escribir acerca de éste. Por supuesto, como toda persona normal haría, en vez de redactar una densa diatriba en que despotricara contra este problema, decidí escribir haikus al respecto.

Como toda persona normal haría. Por supuesto.

Los haikus son una forma de poesía, originaria de Japón, en que se forman tres frases, de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente (y que no necesariamente deben rimar); suelen recitarse en forma pausada y la temática generalmente tiene que ver con la naturaleza.

... digamos que innové respecto de la temática.

Durante el trabajo de varios días que implicó resolver ese problema en particular vi muchas cosas increíbles y sentí fuertes emociones. Fue un interesante ejercicio plasmar todas ellas en un medio escrito, intencionalmente limitado; en vez de despotricar interminablemente acerca de algo, al forzarme a expresar cada concepto en unas pocas palabras, pude exponerlos todos en un estado extrañamente depurado. Al haberme obligado a escribir poesía en vez de prosa, el usual componente diatríbico de mis reclamos quedó reducido: mis quejas quedan expresadas igual de bien en el corpus completo.

(otro interesante efecto de este exorcismo poético es que mi mente ahora está un poco más despejada, y están empezando a surgir nuevas ideas para cuentos cortos, especialmente de mi género favorito, la ciencia ficción; a ver qué sale de todo esto...)

Inicialmente publiqué todos estos haikus en twitter, llevando a algunos de mis amigos a pensar a que definitivamente me había chalado; unos pocos, que sabían cuál era el motivo para ellos, se reían. Con todo, fueron bien recibidos (e incluso recibí un desafío para escribir cierto tipo de haiku, que acepté y conseguí). Posteriormente, recolecté todos esos haikus y los dejé guardados; valen la pena ser leídos, pero voy a dejar que pase un buen tiempo antes de publicarlos de nuevo.

Por otro lado, agarré papa con esto de los haikus, y escribí otros acerca de otros temas. Estos sí pueden ser publicados ahora...

3 de enero de 2014

Universidad Católica: ¿es realmente el eterno segundón?

Aunque los fanáticos se molesten, es necesario decirlo: hay mucho que detestar en el fútbol. Lo que a mí más me fastidia es el comportamiento maniacodepresivo del hincha (algo especialmente notorio en los partidos de la selección nacional) y esa actitud de «o campeonato o nada»: sólo cuenta obtener el primer lugar, y el que no lo logre, no es distinto de todos los demás equipos, incluso de los que terminan al final de la tabla. No hay valor en obtener el vicecampeonato (especialmente a escasa distancia del primer lugar); tampoco lo hay en estar permanentemente en primera división (la segunda, o "primera B", ni siquiera existe), aun cuando se trate de un equipo de recursos modestos: sólo importa ser el campeón.

Un curioso producto de esta limitada mentalidad es que durante la última década, el equipo del Club Deportivo Universidad Católica ha ganado fama de "segundón" y es sometido a continuas burlas, a pesar de ser un equipo formidable que cada año pelea por el título (a diferencia de otros equipos, que viven en la medianía de la tabla, sin destacar jamás, u otros, que generalmente están ahí mismo y de vez en cuando tienen períodos buenos en que pelean los primeros lugares durante uno o unos pocos campeonatos y después vuelven a la misma irrelevante mediocridad de siempre). Aparentemente, en el caso de la UC, obtener un vicecampeonato trae más deshonra que la gloria que se obtiene al lograr un campeonato (pero si otro equipo hace lo mismo, nadie dice nada).

La Cato es el eterno segundón.

¿Lo es realmente? En mi opinión, no basta con contar el número de campeonatos obtenidos por cada equipo (los mejores son: Colo‑Colo, 29; Universidad de Chile, 16; Universidad Católica, 10; Cobreloa, 8; Unión Española, 7) ni contar conjuntamente los vicecampeonatos (respectivamente: 17, 8, 19, 8, 9). Si bien estas cifras confirman superficialmente la hipótesis, la realidad es un poco más compleja: para empezar, estos números mezclan campeonatos de verdad (todos contra todos en dos ruedas) con los semicampeonatos que se hacen ahora (esos engendros llamados "apertura" y "clausura", de una sola rueda y posteriores playoffs); además, estos son los conteos de todos los torneos hechos, lo que distorsiona las cifras recientes en favor de aquellos equipos que tuvieron un pasado brillante pero que no han hecho nada en décadas (por ejemplo, Magallanes tiene cuatro campeonatos de primera división en sus manos... el último de ellos en 1938; además, descendió a segunda división en 1987 y nunca más ha vuelto) — recordemos que esta fama de segundón fue forjada en la última década. ¿Está justificada?

Ya que estamos en esto, los títulos obtenidos en semicampeonatos deben valer la mitad que los obtenidos en campeonatos de verdad. Si valoramos los primeros en 0,5 y mantenemos el valor de 1 para los segundos, las cifras para los mejores equipos listados en el párrafo anterior pasan a ser: Colo‑Colo, 25 campeonatos y 15 vicecampeonatos; Universidad de Chile, 13,5 y 7; Universidad Católica, 8,5 y 15,5; Cobreloa, 6,5 y 7; Unión Española, 6 y 7,5.

Para determinar cuál es el grado de veracidad de esta imagen, reuní los resultados de los campeonatos efectuados desde 1971 hasta 2013 y me puse a hacer los numeritos. En vez de conformarme con los títulos obtenidos, decidí usar una fórmula distinta, en que se otorguen puntos a los N mejores lugares en el campeonato. Al final construí tres fórmulas diferentes:

  • Puntaje para los primeros tres lugares de cada campeonato: 6, 4 y 2 puntos para el primer, segundo y tercer lugar, respectivamente.
  • Puntaje para los primeros cinco lugares de cada campeonato: 10, 8, 6, 4 y 2 puntos para el primer, segundo, tercer, cuarto y quinto lugar, respectivamente.
  • Puntaje para los primeros siete lugares de cada campeonato: 14, 12, 10, 8, 6, 4 y 2 puntos para el primer, segundo, tercer, cuarto, quinto, sexto y séptimo lugar, respectivamente.

  • Para los semicampeonatos, se otorga la mitad del puntaje indicado más arriba.
  • El mejor equipo será aquel que acumule más puntos.


Para poder comparar los campeonatos antiguos con los actuales semicampeonatos, no quedó más remedio que limitar estos últimos a la fase de clasificación general, dejando de lado las eliminatorias. Esto produce cierta distorsión, pues frecuentemente el equipo con el mayor puntaje en la primera fase no termina siendo el semicampeón.

La siguiente tabla indica los puntajes obtenidos mediante cada fórmula; por comodidad, se han listado sólo los ocho mejores equipos, en vez de listar los 42 que han jugado en primera división entre 1971 y 2013.

primeros 3 primeros 5 primeros 7
equipo 1971..2013 1971..1980 1981..1990 1991..2000 2001..2013 1971..2013 1971..1980 1981..1990 1991..2000 2001..2013 1971..2013 1971..1980 1981..1990 1991..2000 2001..2013
Audax Italiano 10 0 0 1 9 36 0 0 9 27 71 0 2 19 50
Cobreloa 83 14 35 18 16 178 26 69 48 35 290 38 105 88 59
Colo‑Colo 126 20 41 37 28 266 52 75 77 62 425 92 113 117 103
O'Higgins 11 2 0 2 7 48 14 6 10 18 109 30 18 28 33
Palestino 19 12 4 0 3 50 28 10 0 12 98 48 21 2 27
Universidad Católica 82 0 17 29 36 177 0 37 65 75 301 4 71 105 121
Universidad de Chile 73 12 6 29 26 182 34 21 63 64 303 60 39 99 105
Unión Española 45 32 4 0 9 116 68 18 8 22 204 108 32 22 42

El primer lugar está destacado en azul; el segundo en verde.

Al estudiar esta tabla, el primer resultado que se obtiene es el conocido por todos: para la totalidad del período estudiado (1971..2013), Colo‑Colo tiene una indiscutida hegemonía, perseguido a bastante distancia por Cobreloa, Universidad de Chile y Universidad Católica, que están parejos entre sí. Más atrás está la Unión Española, y mucho más atrás quedan los demás equipos.

Los resultados más interesantes aparecen al segmentar los puntajes por décadas:
  • Unión Española alcanzó la gloria en la década del '70; después de esto, hizo muy poco, pero en los últimos años ha vuelto a subir.
  • Durante la década del '80, Colo‑Colo dominó el primer lugar, perseguido de cerca por Cobreloa, que tras esa década decayó y no ha vuelto a subir. Universidad Católica era un distante tercero.
  • La década del '90 marcó la resurgencia de la Universidad Católica y (más dramáticamente) la de la Universidad de Chile, que persiguieron, muy parejas entre sí, a Colo‑Colo.
  • El nuevo milenio trae un cambio importante: ahora el primer lugar es de la Universidad Católica, mientras que Colo‑Colo ha decaído y queda al mismo nivel de la Universidad de Chile, ambos prácticamente empatados en el segundo lugar (aunque este último tiene una levísima ventaja).

Considerando que la imagen de segundón de la UC ha sido forjada precisamente en estos últimos años, los números marcan un patente desacuerdo con ella: a diferencia de lo que se dice, la Universidad Católica es el mejor equipo en lo que va del siglo XXI.

¿Qué pasará ahora? Colo‑Colo todavía goza de su ventaja histórica, que seguirá manteniendo un buen tiempo... pero está viviendo años de vacas anoréxicas, mientras que la U y la UC están en bastante buen pie. Da la impresión que de aquí al 2020, la Universidad Católica podrá afianzar su primer lugar y la Universidad de Chile el segundo. Esperemos que la Cato pueda obtener suficientes títulos que permitan revertir la injusta mala fama que tiene (aunque... si la Unión Española obtiene algunos títulos más, no me enojaré).