Tras el reemplazo del voto obligatorio por el voto voluntario en las elecciones y plebiscitos en Chile, la clase política ha quedado altamente preocupada por el alto nivel de abstención que se ha producido (y que muchos entendidos habían predicho); en particular, las elecciones municipales de octubre de 2012 tuvieron una abstención de alrededor de 60%, mientras que en las presidenciales (primera vuelta), parlamentarias y regionales de noviembre de 2013 ésta fue de aproximadamente 50% (aún está por verse qué ocurrirá en la segunda vuelta de la elección presidencial, el 15 de diciembre de 2013).
Hay discusiones en progreso acerca de este problema - algunos proponen volver al voto obligatorio, mientras otros quieren mantener el voto voluntario, aunque estableciendo alguna clase de incentivos para que la gente vaya a votar.
¿Qué clase de incentivos pueden haber? Personalmente, no creo que haya ninguno que valga la pena, a excepción de impregnar a la población en general el sentido de «deber cívico» que constituye votar en los días de elecciones.
Por otro lado, hay factores que desincentivan el voto, y esos deben ser eliminados o mitigados tanto como sea posible, de modo que ir a votar no afecte negativamente al elector; por ejemplo, hasta la elección presidencial de 2009, la primera vuelta se efectuaba en diciembre y la segunda, de ser necesaria, en enero, durante el período de vacaciones de mucha gente. Este desincentivo fue resuelto trasladando la elección presidencial a noviembre (y la segunda vuelta a diciembre).
Por otro lado... de acuerdo con lo establecido por la ley 19.689, las próximas elecciones municipales deberán efectuarse el domingo 30 de octubre de 2016, en medio de un "fin de semana largo" de cuatro días, pues el lunes 31 de octubre y el martes 1 de noviembre serán feriados.
¿Cuánta abstención se producirá en semejantes condiciones?
La idea de suspender esos dos feriados es impensable - tal vez sea mejor cambiar la fecha de las elecciones municipales, adelantándolas al domingo 23 de octubre o retrasándolas al domingo 6 de noviembre. Ahora bien, como ambas opciones requieren una modificación a la ley, este trámite tomará tiempo, y es vital preocuparse de esto ya, para no estar tramitando proyectos "parche" a último minuto (como ya ocurrió con, por ejemplo, la tramitación de las leyes 20.409 [irrenunciabilidad especial para los días de elecciones 2009 y 2010], 20.450 y 20.465 [feriado bicentenario] y 20.678 [elecciones regionales - originalmente se pretendía que se efectuaran conjuntamente con las municipales, pero el retraso en el trámite de la ley lo impidió]).
No basta con una ley que diga algo como «por el año 2016, las elecciones municipales se efectuarán el 23 de octubre», pues este conflicto de fechas no es excepcional (se repetirá en 2028, 2032, 2044, 2056, 2060, etcétera): el problema debe ser resuelto de manera permanente.
El Congreso está actualmente ocupado con la ley de presupuestos... pero tenemos todo el 2014 y 2015 para atender apropiadamente este asunto. ¿Qué congresista se pondrá las pilas con esto?
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