30 de enero de 2014

Haikus terapéuticos.

Hay una famosa frase que dice que escribir es fácil: basta con sentarse frente a una máquina de escribir y empezar a sangrar (“There is nothing to writing. All you do is sit down at a typewriter and bleed.”). Este refrán suele ser atribuido a Ernest Hemingway, pero en realidad tiene una historia bastante compleja.

Últimamente he estado escribiendo cuentos cortos de ficción, en distintos subreddits (y generalmente con cierta cantidad máxima de palabras preestablecida), para ir plasmando algunas de las ideas que han estado dando vueltas dentro de mi cabeza durante semanas, meses o incluso años. Sin embargo, faltaba algo importante: ventear algunas de mis frustraciones y otros problemas que me aquejan. Uno, en particular, bastante serio, creció y creció, y tuve que sentarme a escribir acerca de éste. Por supuesto, como toda persona normal haría, en vez de redactar una densa diatriba en que despotricara contra este problema, decidí escribir haikus al respecto.

Como toda persona normal haría. Por supuesto.

Los haikus son una forma de poesía, originaria de Japón, en que se forman tres frases, de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente (y que no necesariamente deben rimar); suelen recitarse en forma pausada y la temática generalmente tiene que ver con la naturaleza.

... digamos que innové respecto de la temática.

Durante el trabajo de varios días que implicó resolver ese problema en particular vi muchas cosas increíbles y sentí fuertes emociones. Fue un interesante ejercicio plasmar todas ellas en un medio escrito, intencionalmente limitado; en vez de despotricar interminablemente acerca de algo, al forzarme a expresar cada concepto en unas pocas palabras, pude exponerlos todos en un estado extrañamente depurado. Al haberme obligado a escribir poesía en vez de prosa, el usual componente diatríbico de mis reclamos quedó reducido: mis quejas quedan expresadas igual de bien en el corpus completo.

(otro interesante efecto de este exorcismo poético es que mi mente ahora está un poco más despejada, y están empezando a surgir nuevas ideas para cuentos cortos, especialmente de mi género favorito, la ciencia ficción; a ver qué sale de todo esto...)

Inicialmente publiqué todos estos haikus en twitter, llevando a algunos de mis amigos a pensar a que definitivamente me había chalado; unos pocos, que sabían cuál era el motivo para ellos, se reían. Con todo, fueron bien recibidos (e incluso recibí un desafío para escribir cierto tipo de haiku, que acepté y conseguí). Posteriormente, recolecté todos esos haikus y los dejé guardados; valen la pena ser leídos, pero voy a dejar que pase un buen tiempo antes de publicarlos de nuevo.

Por otro lado, agarré papa con esto de los haikus, y escribí otros acerca de otros temas. Estos sí pueden ser publicados ahora...

3 de enero de 2014

Universidad Católica: ¿es realmente el eterno segundón?

Aunque los fanáticos se molesten, es necesario decirlo: hay mucho que detestar en el fútbol. Lo que a mí más me fastidia es el comportamiento maniacodepresivo del hincha (algo especialmente notorio en los partidos de la selección nacional) y esa actitud de «o campeonato o nada»: sólo cuenta obtener el primer lugar, y el que no lo logre, no es distinto de todos los demás equipos, incluso de los que terminan al final de la tabla. No hay valor en obtener el vicecampeonato (especialmente a escasa distancia del primer lugar); tampoco lo hay en estar permanentemente en primera división (la segunda, o "primera B", ni siquiera existe), aun cuando se trate de un equipo de recursos modestos: sólo importa ser el campeón.

Un curioso producto de esta limitada mentalidad es que durante la última década, el equipo del Club Deportivo Universidad Católica ha ganado fama de "segundón" y es sometido a continuas burlas, a pesar de ser un equipo formidable que cada año pelea por el título (a diferencia de otros equipos, que viven en la medianía de la tabla, sin destacar jamás, u otros, que generalmente están ahí mismo y de vez en cuando tienen períodos buenos en que pelean los primeros lugares durante uno o unos pocos campeonatos y después vuelven a la misma irrelevante mediocridad de siempre). Aparentemente, en el caso de la UC, obtener un vicecampeonato trae más deshonra que la gloria que se obtiene al lograr un campeonato (pero si otro equipo hace lo mismo, nadie dice nada).

La Cato es el eterno segundón.

¿Lo es realmente? En mi opinión, no basta con contar el número de campeonatos obtenidos por cada equipo (los mejores son: Colo‑Colo, 29; Universidad de Chile, 16; Universidad Católica, 10; Cobreloa, 8; Unión Española, 7) ni contar conjuntamente los vicecampeonatos (respectivamente: 17, 8, 19, 8, 9). Si bien estas cifras confirman superficialmente la hipótesis, la realidad es un poco más compleja: para empezar, estos números mezclan campeonatos de verdad (todos contra todos en dos ruedas) con los semicampeonatos que se hacen ahora (esos engendros llamados "apertura" y "clausura", de una sola rueda y posteriores playoffs); además, estos son los conteos de todos los torneos hechos, lo que distorsiona las cifras recientes en favor de aquellos equipos que tuvieron un pasado brillante pero que no han hecho nada en décadas (por ejemplo, Magallanes tiene cuatro campeonatos de primera división en sus manos... el último de ellos en 1938; además, descendió a segunda división en 1987 y nunca más ha vuelto) — recordemos que esta fama de segundón fue forjada en la última década. ¿Está justificada?

Ya que estamos en esto, los títulos obtenidos en semicampeonatos deben valer la mitad que los obtenidos en campeonatos de verdad. Si valoramos los primeros en 0,5 y mantenemos el valor de 1 para los segundos, las cifras para los mejores equipos listados en el párrafo anterior pasan a ser: Colo‑Colo, 25 campeonatos y 15 vicecampeonatos; Universidad de Chile, 13,5 y 7; Universidad Católica, 8,5 y 15,5; Cobreloa, 6,5 y 7; Unión Española, 6 y 7,5.

Para determinar cuál es el grado de veracidad de esta imagen, reuní los resultados de los campeonatos efectuados desde 1971 hasta 2013 y me puse a hacer los numeritos. En vez de conformarme con los títulos obtenidos, decidí usar una fórmula distinta, en que se otorguen puntos a los N mejores lugares en el campeonato. Al final construí tres fórmulas diferentes:

  • Puntaje para los primeros tres lugares de cada campeonato: 6, 4 y 2 puntos para el primer, segundo y tercer lugar, respectivamente.
  • Puntaje para los primeros cinco lugares de cada campeonato: 10, 8, 6, 4 y 2 puntos para el primer, segundo, tercer, cuarto y quinto lugar, respectivamente.
  • Puntaje para los primeros siete lugares de cada campeonato: 14, 12, 10, 8, 6, 4 y 2 puntos para el primer, segundo, tercer, cuarto, quinto, sexto y séptimo lugar, respectivamente.

  • Para los semicampeonatos, se otorga la mitad del puntaje indicado más arriba.
  • El mejor equipo será aquel que acumule más puntos.


Para poder comparar los campeonatos antiguos con los actuales semicampeonatos, no quedó más remedio que limitar estos últimos a la fase de clasificación general, dejando de lado las eliminatorias. Esto produce cierta distorsión, pues frecuentemente el equipo con el mayor puntaje en la primera fase no termina siendo el semicampeón.

La siguiente tabla indica los puntajes obtenidos mediante cada fórmula; por comodidad, se han listado sólo los ocho mejores equipos, en vez de listar los 42 que han jugado en primera división entre 1971 y 2013.

primeros 3 primeros 5 primeros 7
equipo 1971..2013 1971..1980 1981..1990 1991..2000 2001..2013 1971..2013 1971..1980 1981..1990 1991..2000 2001..2013 1971..2013 1971..1980 1981..1990 1991..2000 2001..2013
Audax Italiano 10 0 0 1 9 36 0 0 9 27 71 0 2 19 50
Cobreloa 83 14 35 18 16 178 26 69 48 35 290 38 105 88 59
Colo‑Colo 126 20 41 37 28 266 52 75 77 62 425 92 113 117 103
O'Higgins 11 2 0 2 7 48 14 6 10 18 109 30 18 28 33
Palestino 19 12 4 0 3 50 28 10 0 12 98 48 21 2 27
Universidad Católica 82 0 17 29 36 177 0 37 65 75 301 4 71 105 121
Universidad de Chile 73 12 6 29 26 182 34 21 63 64 303 60 39 99 105
Unión Española 45 32 4 0 9 116 68 18 8 22 204 108 32 22 42

El primer lugar está destacado en azul; el segundo en verde.

Al estudiar esta tabla, el primer resultado que se obtiene es el conocido por todos: para la totalidad del período estudiado (1971..2013), Colo‑Colo tiene una indiscutida hegemonía, perseguido a bastante distancia por Cobreloa, Universidad de Chile y Universidad Católica, que están parejos entre sí. Más atrás está la Unión Española, y mucho más atrás quedan los demás equipos.

Los resultados más interesantes aparecen al segmentar los puntajes por décadas:
  • Unión Española alcanzó la gloria en la década del '70; después de esto, hizo muy poco, pero en los últimos años ha vuelto a subir.
  • Durante la década del '80, Colo‑Colo dominó el primer lugar, perseguido de cerca por Cobreloa, que tras esa década decayó y no ha vuelto a subir. Universidad Católica era un distante tercero.
  • La década del '90 marcó la resurgencia de la Universidad Católica y (más dramáticamente) la de la Universidad de Chile, que persiguieron, muy parejas entre sí, a Colo‑Colo.
  • El nuevo milenio trae un cambio importante: ahora el primer lugar es de la Universidad Católica, mientras que Colo‑Colo ha decaído y queda al mismo nivel de la Universidad de Chile, ambos prácticamente empatados en el segundo lugar (aunque este último tiene una levísima ventaja).

Considerando que la imagen de segundón de la UC ha sido forjada precisamente en estos últimos años, los números marcan un patente desacuerdo con ella: a diferencia de lo que se dice, la Universidad Católica es el mejor equipo en lo que va del siglo XXI.

¿Qué pasará ahora? Colo‑Colo todavía goza de su ventaja histórica, que seguirá manteniendo un buen tiempo... pero está viviendo años de vacas anoréxicas, mientras que la U y la UC están en bastante buen pie. Da la impresión que de aquí al 2020, la Universidad Católica podrá afianzar su primer lugar y la Universidad de Chile el segundo. Esperemos que la Cato pueda obtener suficientes títulos que permitan revertir la injusta mala fama que tiene (aunque... si la Unión Española obtiene algunos títulos más, no me enojaré).