Antes que nada, quiero dejar en claro que SOY partidario de que hombres y mujeres sean iguales ANTE LA LEY. Lo que sigue es una aclaración estrictamente idiomática de un eslogan lingüísticamente equivocado.
En español o castellano, la palabra «sexo» se refiere a la condición orgánica de animales y plantas ("masculino" y "femenino"): yo, Miguel, soy de sexo masculino; en cambio, mi esposa es de sexo femenino. Sí, también hay seres vivos (algunas especies de caracol, por ejemplo) que son hermafroditas, por lo que son de sexo masculino y femenino simultáneamente.
Por el contrario, la palabra «género» se refiere a la clase de un SUSTANTIVO O PRONOMBRE cuando es usado en una frase. Por ejemplo, la palabra «silla» es de género femenino (y por eso decimos "la silla" en vez de "el silla"), aun cuando una silla (el objeto propiamente tal) no tiene sexo alguno. Lo mismo vale para seres vivos asexuados: se habla de "la ameba" porque la palabra «ameba» es de género femenino, mientras que cada uno de los organismos unicelulares a los que ese término se refiere son asexuados (se reproducen por bipartición), por lo que no son de sexo masculino ni femenino.
Esta diferencia se ha perdido entre grupos feministas, que hablan del "género femenino" para referirse al conjunto de todas las mujeres, aun cuando lo correcto es para ello es "sexo femenino" (de la misma manera en que se habla de "el género oprimido" en vez de "el sexo oprimido", etcétera). Posiblemente esta confusión venga de una traducción inapropiada de textos feministas en inglés, o tal vez porque se cree (¿indebidamente?) que la palabra "sexo" está cargada y se buscó un sinónimo "neutral".
Por supuesto, como el término «género» también se refiere a telas, esto permite festinar con el tema: en lo personal, me opongo terminantemente a que seda, algodón, nailon, franela, etcétera sean todos considerados iguales.
(publicado originalmente el 8 de marzo de 2013 en https://www.facebook.com/mfarah/posts/10200692197604755)
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