28 de noviembre de 2013

Diciembre, no marzo, es el peor mes del año para los chilenos.

Marzo tiene fama de ser el peor mes del año para los chilenos, debido a los fuertes gastos en que se debe incurrir (comienza el colegio de los niños, se debe renovar el permiso de circulación del auto, hay que pagar la primera cuota de las contribuciones de bienes raíces, etcétera). Es por ello que la frase «¿Se te apareció marzo?», acuñada hace ya unos quince años en una campaña publicitaria de un banco, tuvo la acogida que tuvo y se convirtió en parte de un selecto conjunto de expresiones de idéntico origen que han sido incorporadas al habla informal del chileno medio (otras son «Tómate un Armonyl.» y «¡Le saco la sal!»).

Marzo es innegablemente doloroso... pero lo es principalmente para el bolsillo. En realidad, el peor mes para los chilenos es diciembre. ¿Por qué? Hay muchos motivos:


  • También implica fuertes gastos, debidos principalmente a los regalos de navidad que se deben comprar (y en algunos casos, los de fin de año).
  • Termina el colegio de los niños, lo que involucra actividades extra que requieren la presencia de los adultos, reduciendo su tiempo de trabajo.
  • En la pega, los proyectos del año deben ser completados durante este mes, lo que aumenta la carga de trabajo y el stress. El comercio la lleva peor, pues en este mes se trabaja frenéticamente y sin descanso alguno.
  • Además, hay que participar en actividades de fin de año en la pega (y tal vez ayudar a prepararlas), y también en aquellas entidades sociales de las que uno sea parte.
  • Los pocos ratos libres que quedan deben ser utilizados en la compra de todos esos regalos de navidad... tal como hacen todos los demás.Visitar una tienda en estas fechas es en extremo desagradable.
  • Para colmo, parte de lo anterior debe hacerse en secreto, pues algunos regalos (especialmente los de los niños) deben mantenerse ocultos.
  • En marzo, parte del problema es el stress del "aterrizaje" tras las vacaciones (tomadas típicamente en febrero). En diciembre, en cambio, se debe lidiar con el stress acumulado desde marzo en adelante.
  • Como si lo anterior fuera poco, en la última semana de noviembre se inicia la temporada calurosa propiamente tal: a mediados de septiembre comienza un gradual incremento de las temperaturas máximas, aunque las mínimas se mantienen abajo (i.e.: días calurosos, noches frescas) y hay días fríos de cuando en cuando. En la última semana de noviembre, se acaban los días fríos y las temperaturas mínimas aumentan, comenzando con esto el largo período de calor diurno y nocturno. A medida que avanza el mes de diciembre, aumenta el cansancio en la gente por el simple motivo de que no puede dormir bien, y con ello el stress aumenta. Por el contrario, en marzo las temperaturas empiezan a descender, lo que es recibido con alivio por mucha gente.
  • Durante todo este período, el comercio bombardea propaganda a un nivel que linda en lo absurdo. Ni viviendo bajo una piedra puede uno dejar de saber que se acerca la navidad y que hay que comprar, comprar, ¡comprar!
  • Se debe preparar la fiesta de navidad... y hacer las compras respectivas. No, a diferencia de (parte de) los regalos, estas compras no se pueden adelantar, por lo que obligatoriamente hay que ir al supermercado el 22, 23 ó 24 de diciembre.
  • Pobres aquellos que compran los regalos de navidad el 23 ó 24 de diciembre; para empeorar incluso más su situación, típicamente no tienen una idea muy clara de qué regalar (y por ello retrasaron tanto esas compras).
  • El día 24, la gente sale temprano de la pega (a menos, claro, que trabaje en el comercio) y se va a la casa a preparar la cena de navidad. Entre medio hay que ir a misa de noche y volver para recién entonces comer. Los niños, excitados porque llega «el viejito», no se duermen antes de medianoche ni aunque uno les pague. Hay que esperar a que por fin se duerman para poder poner todos los regalos en su lugar e irse a la cama... lo que típicamente ocurre a eso de las 2:00. Y a dormir lo que se pueda, porque te contarás afortunado si no te despiertan los gritos de alegría de los niños antes de las 7:00...
  • Cuando por fin llega la navidad, la mañana es dedicada a los niños... y en la tarde hay que irse de gira a ver a los parientes mayores. ¿Y qué es lo que quiere el adulto normal? DORMIR.


Una vez que ha pasado la navidad, lo peor ya está atrás - la última semana de diciembre es notoriamente más relajada, pero aún queda preparar la fiesta de año nuevo y, en la pega, terminar los proyectos pendientes y esperar las evaluaciones por desempeño en la pega (un proceso de suyo desagradable, ya sea que se haga de manera seria o -como en ciertos lugares que conozco- se trate de un fraude descarado en que se perjudica a los trabajadores).

El mes se cierra con la fiesta de año nuevo, que da la bienvenida al nuevo año y al mes de enero en particular... que es mucho más tranquilo.

Tal vez cuando alguien se vea muy agobiado, debería decírse que «su calendario interno dice que es diciembre» o algo por el estilo.


ADENDA DECEMBRINA:

Tras la publicación de este artículo, algunos lectores me acusaron de ser un grinch que no disfruta la navidad. Sea cierto o no el que yo sea un grinch (ya, ya, lo soy, es verdad), no es menos cierto que todo lo descrito es completamente cierto, e impide disfrutar la navidad: esta festividad es absorbida por la vorágine de fin de año, y las actividades y obligaciones que conllevan su preparación se suman a una larga lista de tareas que colman el mes. Otro gallo cantaría si la navidad se celebrara en, digamos, junio.


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